Hace poco tiempo, una amiga muy cercana me hizo una pregunta que me dejó verdaderamente aterrado. Según parece, había ella recibido un correo electrónico en donde se afirmaba que las ondas emitidas por dos teléfonos celulares en funcionamiento, puestos uno frente al otro, podían ‘fritar un huevo’.
Es evidente que uno no puede creer todo lo que oye, pero de alguna forma, cuando no se oye sino se lee, se tiende a creer más. Porqué sucede este fenómeno? No lo sé. Pero no puedo negar que sí pasa.
Cierto o no, prácticamente todos hemos tenido contacto con uno u otro chisme sobre los perjuicios del uso del teléfono celular. Para ciertas personas, produce daños neuronales, para otras cáncer y, ahora, también le atribuyen funciones ‘gastronómicas’.
Lo paradójico de todo esto, es que si bien la información sobre los riesgos de los teléfonos celulares abunda, todo indica que nadie ha dejado de utilizarlos. Todo lo contrario, según las estadísticas, cada vez son más los usuarios de las redes de estos aparatos, que para muchos se han convertido en algo ‘indispensable’.
Ese comportamiento en general deja mucho que desear de la veracidad de los populares ‘estudios’, en donde no se demuestra nada de manera científica y probatoria, sino que se relatan hechos aislados y conclusiones personales inespecíficas.
En el pasado, ya se ha demostrado que el uso de teléfonos celulares no puede ser relacionado con un incremento del riesgo de desarrollar tumores en el cerebro ni en la cabeza. De la misma forma, se ha insistido en que si bien producen riesgos para la salud, estos dependen directamente del usuario y no del sistema.
Estos riesgos se han descrito cuando se utiliza el teléfono cuando se va conduciendo o, incluso, caminando. Cabría preguntarse entonces, cuantas personas no han sufrido accidentes o perdido la vida por hablar por teléfono cuando no debían.
Ahora, un gran estudio inglés, realizado por académicos y científicos de la Universidad de Essex en el Reino Unido, ha demostrado nuevamente que el uso de los teléfonos celulares no afecta la salud, ni genera ninguna clase de síntomas.
El estudio, avalado por el gobierno inglés y la academia internacional, insiste en que todo se trata de un problema psicológico. Según explica la Doctora Elaine Fox, directora del estudio, si alguen quiere creer con fuerza en los perjuicios del celular, éste termina por hacerle daño a la salud.
“Durante los tres años que duró el seguimiento a las personas, se pudo comprobar que todo es un efecto psicológico’, afirmó la dra Fox a los medios de comunicación, porque si de algo se puede estar seguro es que los teléfonos celulares no generan enfermedades ni afecta la salud.
Así, todo indica que con los teléfonos celulares - y el resto de aparatos electrónicos, - el problema no está en los efectos para la salud que pueden producri, sino en saber cuando están siendo mal utilizados o abusados por los usuarios.
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