MAS QUESTIONAIENTOS SOBRE LA HOMEOPATIA: ACASO ESTA PRACTICA ESTA PROXIMA A DESAPARECER??
El declive de la
homeopatía, un negocio fomentado por el sistema
La terapia alternativa más popular y comercial de la
pseudociencia no ha podido demostrar que sea curativa en absoluto, y empieza a
ser desterrada de las aulas
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La Asamblea Nacional de Homeopatía, el lobby español, admitía
entonces que “no sustituye a los tratamientos farmacológicos cuando estos son
necesarios”. Antes, el director ejecutivo de la principal empresa del sector,
Christian Boiron, reveló en una entrevista en el Corriere della
Sera que él mismo usaba antibióticos con sus
hijos. Después de que la Universidad de Barcelona cancelara su
máster en homeopatía por “falta de base científica”, tres de
las principales sociedades científicas farmacéuticas lanzaron otros tantos
misiles en pocas semanas de diferencia. La Sociedad Española de Farmacia
Familiar y Comunitaria advertía: “Hasta hoy no existen evidencias científicas
suficientes para demostrar la supuesta eficacia”. La Sociedad Española de
Farmacia Hospitalaria alertó de que “los principios que sustentan la homeopatía
no son científicos”. Por su parte, la Sociedad Española de Farmacéuticos de
Atención Primaria insistió en que “debería retirarse la denominación medicamento de estos
productos” . Además, las principales universidades que habían dejado
entrar a la homeopatía en sus instalaciones han vuelto a cerrar la puerta, y
colegios médicos, como el de Madrid, han roto con esta y todas las demás
pseudociencias.
Al repasar lo ocurrido en estos últimos
meses, cabe preguntarse cómo es posible que la homeopatía haya vivido
cómodamente en los años previos, sin apenas polémicas y con buenas cuentas de
resultados para sus laboratorios. Como resume un artículo el colectivo Ciencia para el pueblo ,
la homeopatía ha disfrutado del estatus de ser “un negocio avalado por el
Estado y el sistema” que le proporcionan “una pátina de respetabilidad y hasta
de eficacia terapéutica”. En España, la Agencia del Medicamento defiende que
son “medicamentos como todos los demás” , precisamente
gracias a la consideración que le otorga el legislador. Sin embargo, no tienen
que demostrar eficacia, en claro agravio comparativo con el resto de medicinas,
que deben cumplir severos requisitos para demostrar sus indicaciones, y se dispensan en farmacias y con IVA superreducido. A
cambio, los homeopáticos no pueden atribuirse capacidades específicas, aunque
sortean su cumplimiento al incluir en los prospectos que el preparado es “utilizado tradicionalmente” para tal o cual
enfermedad. Desde 2013, Sanidad tiene pendiente regularizar definitivamente esta
situación para cientos de productos homeopáticos, pero el plan
permanece en un cajón desde entonces, tras la respuesta social que suscitó. Al
cierre de este texto, Sanidad no ha respondido cuáles son los motivos por los
que este plan lleva tres años congelado. Por su parte, los farmacéuticos, representados por su presidente Jesús Aguilar , defienden
que la venta de homeopatía es un negocio legítimo y derivan las
responsabilidades hacia el legislador y los médicos que la prescriben.
“Eso es falso. El 80% de la responsabilidad es de
los farmacéuticos”, asegura el boticario Jesús Fernández, se hizo conocido al decidir
no dispensar homeopatía en su establecimiento madrileño y
posteriormente como impulsor del colectivo FarmaCiencia. Fernández hace
cuentas: “Dicen que hay 10.000
médicos recetando homeopatía ; si esa cifra inventada fuera cierta,
serían el 4% de los 250.000 médicos colegiados que hay en España. En cambio, de
las 22.000 farmacias que tenemos en el territorio nacional solo somos un puñado los que nos
negamos a dispensar homeopatía” . Fernández también critica que el
Estado permita que los precios de la homeopatía sean libres frente al de los
demás medicamentos, que está fijado. No obstante, asegura que la importancia de
la homeopatía es residual: de los miles de millones que se gastan en oficinas
de farmacia anualmente, apenas unos pocos millones se dedican a estos
preparados homeopáticos que suelen presentarse en bolitas de azúcar (sacarosa y
lactosa) con precios que van desde los cuatro hasta los
40 euros por caja.
Según fuentes del sector, más de la mitad del
mercado homeopático español, formado por una decena de empresas, lo tiene la
francesa Boiron en sus manos. Pero es un mercado menguante: en 2016, Boiron
solo sumó 20,5 millones en ventas, tras caer un 14,3% desde 2015, año en que
también había reducido sus ventas un 4,9% frente a los más de 25 millones de
2014. En el primer trimestre de 2017, Boiron Internacional señala que España
(el 4% de la facturación global del laboratorio) es el único mercado de Europa
Occidental que sigue menguando. En 2015, Boiron se gastó en España 425.000
euros en promocionarse entre profesionales y organizaciones sanitarias.
Consultada por este periódico, la compañía no ha querido comentar cómo las
polémicas recientes afectan a su negocio, que tiene previsto suprimir 38
puestos de trabajo en Francia.
Mientras la medicina científica debe someterse a
rigurosos sistemas de revisión para conseguir tratamientos que
mejoren la salud controlando los efectos secundarios, Boiron solo gasta el 0,6% de su facturación en investigar
sobre esta pseudociencia inventada hace 200 años por Samuel
Hahnemann que se basa en la supuesta memoria del agua. Pero es una distinción
que no parecen tener clara los usuarios de estos productos. El sociólogo Josep
Lobera está preparando un estudio específico a partir de una encuesta entre 6.300 españoles . “No
distinguen lo que es ciencia y lo que no. No tienen claros los límites entre
ambas cosas y les llega información con apariencia de científica que los confunde.
Por eso creen que sí hay estudios que la respaldan”, resume Lobera. “Para ellos
es como si estuvieran probando una medicina experimental que dentro de unos
años se va a demostrar que funciona”, asegura, “se están saliendo del camino de
la medicina sin ver el letrero que indica que se alejan”. Tras estudiar en
detalle el perfil sociológico de este grupo, Lobera observa que el nivel
educativo no influye, ni tampoco la percepción de la ciencia: “No rechazan el
método científico, ni siquiera recelan de los científicos y sus posibles
intereses comerciales”. Y se adivinan dos detonantes que favorecen su uso: la
confusión que genera su venta en farmacias, y otro aspecto importante, porque
“sienten que la sanidad les ha fallado, que no les dedica suficiente tiempo y
atención, y buscan otras vías para canalizar estos síntomas de frustración”.
Solo
un 7% de los españoles están “muy” convencidos de que los productos
homeopáticos funcionan, según esa encuesta de Fecyt. Un estudio de European
Social Survey de 2014 mostraba que solo el 2,8% de los españoles la habían
usado en los doce meses previos. Sin embargo, el lobby homeopático asegura que
el 33% de los españoles ha consumido sus productos, basándose en un estudio
pagado por Boiron que se publicó en 2012 en la Revista
de Medicina Homeopática . En un solo número de 2016 de esa revista, del grupo
Elsevier, se pueden encontrar artículos que defienden que “la
homeopatía ha contribuido a controlar la enfermedad tumoral en 10 casos de
cáncer”; otros que comparan la “ofensiva” que sufren los homeópatas con las que
lanzaron los nazis contra judíos y comunistas; e incluso un estudio que avisa
de “resultados favorables” en el uso de homeopatía para combatir la otitis en
niños pequeños “evitando la administración innecesaria de antibióticos”. Se
suma así el sistema de publicación en revistas científicas a la legislación y a
los intereses del negocio, contribuyendo en conjunto a la confusión de los consumidores,
que pueden terminar creyendo que la homeopatía sirve para curar.
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